ASFIXIA POR SUMERSIÓN
La recuperación de un cadáver del agua plantea siempre múltiples y variadas cuestiones a las que no es posible encontrar respuesta adecuada en algunas ocasiones, y ello a pesar de la riqueza de signos que suelen ofrecer los cuadros de asfixia por sumersión. La sumersión puede definirse como un mecanismo de muerte ocasionado por respirar debajo del agua o por perder la respiración bajo el agua. Se trata de una variedad de asfixia mecánica desencadenada por la penetración de una materia líquida o semilíquida en las vías respiratorias, que puede ser agua, tanto corriente como estancada, o medios distintos de consistencia más o menos fluida: barro, lodo, contenido de las letrinas, etc.
Sintomatología de la sumersión
La sintomatología externa de la asfixia por sumersión es la siguiente:
1. Burbujas espumosas en boca y nariz.
2. Piel aparente de “Carne de gallina” (Cutis anserina).
Por otra parte, los primeros síntomas internos que se aprecian son:
1. Inflamación pulmonar por la presión del aire en los pulmones, similar a un globo.
2. Laringe y las ramas más gruesas de los pulmones llenas de espuma.
3. La sintomatología de Paltauf, hemorragias a nivel de pleura.
Etiología de la sumersión
Se conocen casos de las cuatro etiologías:
1. Accidental: En este caso, se produce una caída fortuita en un medio líquido o de una imprudencia natatoria. El accidente presenta una curva de frecuencias con una punta estacional correspondiente a los meses veraniegos y un mínimo en los meses invernales.
2. Suicida: En este caso, un rasgo muy característico es la presencia sobre el cadáver de medios o artilugios utilizados por el suicida para "asegurarse" de la realización de sus propósitos: ataduras en los pies, pesos en la cintura o al cuello, brazos o manos ligados, introducción total en un saco, etc.
3. Homicida: La sumersión criminal es muy rara y, desde luego, de grandes dificultades probatorias. Un empujón a la víctima desde el borde de un acantilado o puente, o desde una embarcación, no deja ninguna huella. En general, se da más a menudo en los recién nacidos y niños pequeños que en los adultos.
4. Suplicio: A lo largo de la historia, se ha utilizado este tipo de sumersión como método punitivo de manera recurrente. Los romanos utilizaban este medio de suplicio arrojando al Tíber a los condenados cargados de piedras, los legisladores de las Doce Tablas condenaban a los parricidas a ser arrojados al agua metidos dentro de un saco, en el siglo VI se lanzaban al lodo a las adúlteras, en la Inglaterra del siglo XV los ladrones eran sumergidos en letrinas, e, incluso en el siglo XVI él Carlos V de Alemania aún mantiene este modo de suplicio como método de castigo a los infanticidas. Las últimas noticias sobre la sumersión suplicio se remontan a la Revolución francesa, durante la cual miles de realistas fueron ahogados embarcados en navíos de fondo móvil.
Fisiopatología de la sumersión
Sintomatología de la sumersión
La sintomatología externa de la asfixia por sumersión es la siguiente:
1. Burbujas espumosas en boca y nariz.
2. Piel aparente de “Carne de gallina” (Cutis anserina).
Por otra parte, los primeros síntomas internos que se aprecian son:
1. Inflamación pulmonar por la presión del aire en los pulmones, similar a un globo.
2. Laringe y las ramas más gruesas de los pulmones llenas de espuma.
3. La sintomatología de Paltauf, hemorragias a nivel de pleura.
Etiología de la sumersión
Se conocen casos de las cuatro etiologías:
1. Accidental: En este caso, se produce una caída fortuita en un medio líquido o de una imprudencia natatoria. El accidente presenta una curva de frecuencias con una punta estacional correspondiente a los meses veraniegos y un mínimo en los meses invernales.
2. Suicida: En este caso, un rasgo muy característico es la presencia sobre el cadáver de medios o artilugios utilizados por el suicida para "asegurarse" de la realización de sus propósitos: ataduras en los pies, pesos en la cintura o al cuello, brazos o manos ligados, introducción total en un saco, etc.
3. Homicida: La sumersión criminal es muy rara y, desde luego, de grandes dificultades probatorias. Un empujón a la víctima desde el borde de un acantilado o puente, o desde una embarcación, no deja ninguna huella. En general, se da más a menudo en los recién nacidos y niños pequeños que en los adultos.
4. Suplicio: A lo largo de la historia, se ha utilizado este tipo de sumersión como método punitivo de manera recurrente. Los romanos utilizaban este medio de suplicio arrojando al Tíber a los condenados cargados de piedras, los legisladores de las Doce Tablas condenaban a los parricidas a ser arrojados al agua metidos dentro de un saco, en el siglo VI se lanzaban al lodo a las adúlteras, en la Inglaterra del siglo XV los ladrones eran sumergidos en letrinas, e, incluso en el siglo XVI él Carlos V de Alemania aún mantiene este modo de suplicio como método de castigo a los infanticidas. Las últimas noticias sobre la sumersión suplicio se remontan a la Revolución francesa, durante la cual miles de realistas fueron ahogados embarcados en navíos de fondo móvil.
Fisiopatología de la sumersión
Existen dos mecanismos de sumersión bien diferenciados, los ahogados por asfixia o hogados azules y los ahogados por inhibición o ahogados blancos.
1. Ahogados por asfixia: Verdadero cuadro de asfixia por sumersión. Las fases de este tipo de sumersión son las siguientes:
a) Aspiración de aire.
b) Apnea voluntaria, pérdida de conocimiento.
c) Intensas inspiraciones involuntarias de agua.
d) Convulsiones asfícticas.
e) Parálisis, paro respiratorio y muerte. El tiempo de supervivencia oscila de 6 a 7 minutos.
2. Ahogados por inhibición: La muerte proviene de un shock, que produce un efecto inhibidor en los aparatos respiratorio y circulatorio, de procedencia variada, como pudiera ser el frecuente caso de shock anafiláctico de origen digestivo, mayormente conocido como “corte de digestión”. Se produce un colapso mortal y la víctima se hunde.
Signos de permanencia en general bajo el agua:
Por último, cabría enumerar cuáles son los signos de permanencia en general bajo el agua. Estos signos indican que el cadáver ha estado sumergido en agua, pero no de la existencia de una muerte por sumersión, entre los cuales se encuentran:
1. El mencionado signo de cutis anserina o piel de gallina.
2. Aumento de las livideces. Suelen ser rosadas y más extensas que de ordinario, por el hecho de la dilución sanguínea que hace más fluida la sangre.
3. Retraso en los efectos de la putrefacción: Detención que es rápidamente compensada en cuanto se extrae el cadáver del agua.
4. Formación de una mancha verde en la parte superior del tórax e inferior del cuello, a diferencia de los casos comunes.
5. Tendencia a que el cadáver flote transcurrido cierto tiempo.
6. Cadáveres saponificados debido al aumento de humedad y carencia de oxígeno.
7. Otros fenómenos, como la desarticulación en diversos segmentos de los miembros, la abertura de cavidades (torácicas y abdominales) y la presencia de ciertas incrustaciones calcáreas parecidas a granos de mijo, que de otro lado, se ven también en cadáveres inhumados.
Bibliografía:
Brizuela Pow Sang, F.R. (2004) “Curso de Medicina Legal”. Universidad Nacional “San Luís Gonzaga” de Ica.
De Antón y Barberá, F.; De Luis y Turégano, J.V. (2012) “Policía Científica. Volumen II”. Valencia; Tirant lo Blanch, 5 ed.
1. Ahogados por asfixia: Verdadero cuadro de asfixia por sumersión. Las fases de este tipo de sumersión son las siguientes:
a) Aspiración de aire.
b) Apnea voluntaria, pérdida de conocimiento.
c) Intensas inspiraciones involuntarias de agua.
d) Convulsiones asfícticas.
e) Parálisis, paro respiratorio y muerte. El tiempo de supervivencia oscila de 6 a 7 minutos.
2. Ahogados por inhibición: La muerte proviene de un shock, que produce un efecto inhibidor en los aparatos respiratorio y circulatorio, de procedencia variada, como pudiera ser el frecuente caso de shock anafiláctico de origen digestivo, mayormente conocido como “corte de digestión”. Se produce un colapso mortal y la víctima se hunde.
Signos de permanencia en general bajo el agua:
Por último, cabría enumerar cuáles son los signos de permanencia en general bajo el agua. Estos signos indican que el cadáver ha estado sumergido en agua, pero no de la existencia de una muerte por sumersión, entre los cuales se encuentran:
1. El mencionado signo de cutis anserina o piel de gallina.
2. Aumento de las livideces. Suelen ser rosadas y más extensas que de ordinario, por el hecho de la dilución sanguínea que hace más fluida la sangre.
3. Retraso en los efectos de la putrefacción: Detención que es rápidamente compensada en cuanto se extrae el cadáver del agua.
4. Formación de una mancha verde en la parte superior del tórax e inferior del cuello, a diferencia de los casos comunes.
5. Tendencia a que el cadáver flote transcurrido cierto tiempo.
6. Cadáveres saponificados debido al aumento de humedad y carencia de oxígeno.
7. Otros fenómenos, como la desarticulación en diversos segmentos de los miembros, la abertura de cavidades (torácicas y abdominales) y la presencia de ciertas incrustaciones calcáreas parecidas a granos de mijo, que de otro lado, se ven también en cadáveres inhumados.
Bibliografía:
Brizuela Pow Sang, F.R. (2004) “Curso de Medicina Legal”. Universidad Nacional “San Luís Gonzaga” de Ica.
De Antón y Barberá, F.; De Luis y Turégano, J.V. (2012) “Policía Científica. Volumen II”. Valencia; Tirant lo Blanch, 5 ed.
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