INSECTOS DE IMPORTANCIA FORENSE.
Lo habitual es que se distingan cuatro categorías de insectos que están en relación directa con el cadáver (Goff, 1993):
- Especies necrófagas: son los insectos que se alimentan del cuerpo, los más significativos a la hora de estimar el intervalo postmortem cuando nos encontramos en los primeros estadios de la descomposición. Incluyen dípteros y coleópteros.
- Especies parásitas y depredadoras de los necrófagos: es el segundo grupo más significativo de insectos asociados a cadáveres. Incluye himenópteros y coleópteros que, siendo necrófagas en las primeras etapas de su desarrollo, se vuelven depredadoras en los últimos.
- Especies omnívoras: aquí podemos incluir insectos como las hormigas, las avispas y algunos escarabajos que se alimentan tanto del cadáver como de los artrópodos asociados a él. Si las poblaciones de estos insectos son muy numerosas, pueden provocar un retraso en la tasa de descomposición del cadáver, ya que disminuye la población de necrófagos.
- Especies accesorias: incluye organismos que utilizan el cadáver como una extensión de su propio hábitat natural, como las arañas, los crustáceos e incluso los ácaros.
Los insectos presentes en un cadáver, en cualquier hábitat, serán tanto especies exclusivas de ese hábitat como especies de amplia distribución geográfica. Puede que algunas especies sean comunes a lugares diferentes, pero sus ciclos biológicos serán distintos. De esta manera, no se comportarán igual dependiendo de la zona, el clima o la época del año. Esos insectos que llegan al cadáver suelen ser del orden de los Dípteros, Coleópteros, Himenópteros y Lepidópteros.
El orden de los Dípteros es uno de los más grandes de insectos. Son lo que comúnmente conocemos como moscas. Muchos de ellos están asociados a materia orgánica en descomposición, mientras que otros son depredadores o parásitos de insectos. Los más comunes en la descomposición cadavérica son los de las familias Calliphoridae, Muscidae y Sarcophagidae o, lo que es lo mismo, Califóridos, Moscas y Sarcofágidos. Los encontramos tanto en etapas larvales como en etapas adultas, siendo muy útiles para la determinación del intervalo postmortem. Unos ejemplos son las moscardas de la carne, las moscas azules y las moscas domésticas.
El díptero Calliphora latifrons (imágenes) considerado como insecto necrófago en su fase larval, este se constituye como la de mayor frecuencia de aparición asociados a cadáveres humanos con una distribución muy amplia y consideradas como degradadores primarios en un fenómeno ecológico denominado sucesión, Arnaldos y Cols., (2006). Se establece
un ciclo de desarrollo para esta especie de 16.16 días.
un ciclo de desarrollo para esta especie de 16.16 días.
|@thcaapi|
|Andrea López Martín. Criminología y justicia|
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