EL SUICIDIO MÁS HERMOSO.
Evelyn McHale, fue una joven nacida en 1924 cuya muerte es recordada por ser un suceso inusual, y quizás único hasta el momento.
McHale a sus 23 años, saltó del edificio Empire State, impactando sobre una limusina estacionada, destrozándola totalmente pero sin que el cuerpo de ella refleje daño físico alguno, sino que parecía haberse posado suavemente sobre el vehículo, con una serenidad en el rostro, sosteniendo su collar y aparentando estar dormida.
El hecho ocurrió el 1 de mayo de 1947. McHale compró un boleto para subir al mirador del gran rascacielos, ubicado en la planta 86, para luego simplemente saltar.
Al caer, ella impactó con la limusina que estaba estacionada frente al edificio, sin ocupantes, perteneciente a la Organización de las Naciones Unidas.
En la plataforma de observación, la policía encontró el abrigo gris de la señorita McHale, su cartera con algunos dólares, fotos de la familia, y una nota de suicidio:
“Él está mucho mejor sin mí… yo nunca seré una buena esposa para NADIE.”
La altura desde donde McHale saltó era bastante y se podría esperar ver un cadáver totalmente desmembrado resultando en una escena muy desagradable.
Pero no fue así. Apenas 4 minutos luego del impacto, el fotógrafo Robert Wiles, toma una fotografía donde curiosamente ella no parece muerta sino dormida plácidamente ya que su cadáver, extrañamente intacto, estaba recostado en una posición casi artística y quienes lo presenciaron no podían creer lo que veían.
La joven, tal como solicitó en su carta, fue incinerada, pero no consiguió ser olvidada, como pedía en su nota. Al contrario, la fotografía de su cuerpo exánime sobre el techo destruido de una limusina, con su apariencia hermosa y serena, más dormida que sin vida, pasaría a la historia como una poderosa y contradictoria imagen de la belleza más trágica.
La fotografía se convertiría días después en la portada de la revista LIFE bajo el título “El Suicidio más Hermoso”.
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