DIFERENCIAS ENTRE LIVIDECES Y EQUIMOSIS
Las livideces, denominadas livor mortis son las machas rojo-vinosas que se ven en la superficie de la piel, debidas a la acumulación de la sangre en las partes declives. En las vísceras constituyen la hipostasis visceral. Son visibles a partir de las 3 horas de la muerte y obedecen a cambios de posición
en las primeras doce horas (varían con los cambios de posición). En las segundas 12 horas ya no desaparecen las livideces formadas ni cambian y pueden formarse nuevas livideces con los cambios de posición que desaparecen con facilidad.
Después de 24 horas ya no se forman más livideces. Respetan las zonas de presión.
Varían en su forma, inician como punteado, luego son manchas que al unirse forman placas que se extienden, lo que depende del tiempo transcurrido. La coloración también varía con el tiempo, inicia de color rosado, luego rojo claro, y va oscureciéndose hasta ser azul oscuro que es el tono máximo alcanzado entre las 12 a 15 horas del inicio.
Son de color rojo-cereza en las intoxicaciones por monóxido de carbono. Su descripción detallada en cuanto a la distribución, cantidad, forma y color son de gran importancia para determinar el tiempo de la muerte y la posición.
La sangre desciende espontáneamente hacia las partes declives para formar manchas azul grisáceas llamadas livideces o sugilaciones cadavéricas, debidas a la congestión pasiva de los capilares sobre la espalda; esto las distingue de las equimosis.
En decúbito dorsal se sitúan en el dorso, en los lomos, en la cara posterior de los muslos. Por el contrario, la compresión de los tegumentos en las zonas sobre las cuales reposa el cadáver (nalgas y omóplatos, en decúbito dorsal) impide la formación de livideces. Por la misma razón, las manchas pueden presentar líneas blanquecinas en relación con el relieve del plano sobre el cual ha estado descansando el cuerpo.
En los colgados, se sitúan en los miembros inferiores, y sobre todo en pies y manos. Las livideces aparecen de 3 a 5 horas tras el paro cardíaco, y alcanzan la máxima intensidad a las doce o catorce horas. Durante este primer período, su situación varía si se modifica la posición del cadáver; por el contrario, de la décima segunda a la trigésima hora, la situación de las livideces no desaparece del todo y después de esta última, son persistentes.
La fijación de las livideces está ligada a la coagulación de la sangre en los capilares, o bien a la coloración de los tejidos por la hemoglobina salida de los glóbulos rojos y exudada con el suero.
Las «manchas de posición» permiten observar si ha habido cambio en la posición del cadáver.
Las livideces pueden tener el aspecto de pequeñas equimosis del tamaño de una cabeza de alfiler, debidas a rupturas capilares causadas por la ingurgitación excesiva de los capilares, en los casos en que la sangre ha permanecido
completamente líquida.
en las primeras doce horas (varían con los cambios de posición). En las segundas 12 horas ya no desaparecen las livideces formadas ni cambian y pueden formarse nuevas livideces con los cambios de posición que desaparecen con facilidad.
Después de 24 horas ya no se forman más livideces. Respetan las zonas de presión.
Varían en su forma, inician como punteado, luego son manchas que al unirse forman placas que se extienden, lo que depende del tiempo transcurrido. La coloración también varía con el tiempo, inicia de color rosado, luego rojo claro, y va oscureciéndose hasta ser azul oscuro que es el tono máximo alcanzado entre las 12 a 15 horas del inicio.
Son de color rojo-cereza en las intoxicaciones por monóxido de carbono. Su descripción detallada en cuanto a la distribución, cantidad, forma y color son de gran importancia para determinar el tiempo de la muerte y la posición.
La sangre desciende espontáneamente hacia las partes declives para formar manchas azul grisáceas llamadas livideces o sugilaciones cadavéricas, debidas a la congestión pasiva de los capilares sobre la espalda; esto las distingue de las equimosis.
En decúbito dorsal se sitúan en el dorso, en los lomos, en la cara posterior de los muslos. Por el contrario, la compresión de los tegumentos en las zonas sobre las cuales reposa el cadáver (nalgas y omóplatos, en decúbito dorsal) impide la formación de livideces. Por la misma razón, las manchas pueden presentar líneas blanquecinas en relación con el relieve del plano sobre el cual ha estado descansando el cuerpo.
En los colgados, se sitúan en los miembros inferiores, y sobre todo en pies y manos. Las livideces aparecen de 3 a 5 horas tras el paro cardíaco, y alcanzan la máxima intensidad a las doce o catorce horas. Durante este primer período, su situación varía si se modifica la posición del cadáver; por el contrario, de la décima segunda a la trigésima hora, la situación de las livideces no desaparece del todo y después de esta última, son persistentes.
La fijación de las livideces está ligada a la coagulación de la sangre en los capilares, o bien a la coloración de los tejidos por la hemoglobina salida de los glóbulos rojos y exudada con el suero.
Las «manchas de posición» permiten observar si ha habido cambio en la posición del cadáver.
Las livideces pueden tener el aspecto de pequeñas equimosis del tamaño de una cabeza de alfiler, debidas a rupturas capilares causadas por la ingurgitación excesiva de los capilares, en los casos en que la sangre ha permanecido
completamente líquida.
La diferencia entre las livideces cadavéricas y las equimosis es que, en lasprimeras, la sangre esta dentro de los vasos. En las segundas, esta extravasada y las equimosis no cambian con la posición del cuerpo ni desaparecen a la presión; la sangre esta coagulada en el tejido conjuntivo y no fluye; los vasos estarán lacerados, y al microscopio se observarán fagocitos.
MANUAL DE MEDICINA LEGAL TANATOLOGICA
CLEMENCIA ALZATE RAMÍREZ
JORGE EDUARDO BUITRAGO PATIÑO
UNIVERSIDAD DE MANIZALES
FACULTAD DE DERECHO
JUNIO DE 2001
CLEMENCIA ALZATE RAMÍREZ
JORGE EDUARDO BUITRAGO PATIÑO
UNIVERSIDAD DE MANIZALES
FACULTAD DE DERECHO
JUNIO DE 2001
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